6/03/2004

Cuatro homicidios en 24 horas devuelven a la Mafia a primer plano


Roma, 2 jun.- Cuatro homicidios en apenas 24 horas en Nápoles y su provincia, con el sello inconfundible de la Camorra, han vuelto a situar en primer plano el endémico problema de la mafia en Italia.
Las autoridades han puesto el grito en el cielo y los jueces han pedido poderes extraordinarios, porque cuatro muertos en un sólo día no se veían desde la década de los 80 en la capital napolitana, cuando la guerra de clanes llenaba de sangre de forma cotidiana sus calles.
El 1 de junio de 2004, calificado ya como "martes negro", se recordará en Nápoles, sobre todo, por el asesinato de un jefe camorrista en la misma ambulancia que le trasladaba de un hospital a otro.
Fue un episodio de "película" Chicago años 30, en el que la realidad superó una vez más a la ficción, en medio del caótico y concurrido tráfico del centro de la ciudad del Vesubio, protagonizado por dos parejas de sicarios a bordo de motocicletas.
Una de esas parejas eliminó primero al "escolta" del "capo" de la Camorra, Giuseppe D'Amico, de 40 años, que viajaba unos metros detrás en su turismo controlando la situación, mientras la otra abordaba a la ambulancia y hacía bajar al conductor.
El enfermo, Salvatore Manzo, de 44 años, apenas si pudo reaccionar cuando los dos asesinos le descerrajaron varios disparos que acabaron con su vida, entre los gritos de su esposa que le acompañaba y que resultó herida en una pierna.
Como en los mejores filmes del cine negro, los cuatro sicarios desaparecieron a gran velocidad y en direcciones opuestas, entre la estupefacción de los viandantes y conductores que asistieron impávidos a la sangrienta escena.
La víctima de la ambulancia se encontraba hospitalizada después de que fuera tiroteada el pasado 19 de mayo por el propietario de un concesionario de motocicletas que se negó a pagar el impuesto mafioso, en una refriega en la que murió otro "cobrador" que le acompañaba.
Salvatore Manzo y Giuseppe D'Amico, ambos con antecedentes delictivos, pertenecían al clan Stabile, que tiene su base en la periferia norte de Nápoles y rinde cuentas a la familia Licciardi, el núcleo duro del principal cartel de la Camorra conocido como "Alianza de Secondigliano".
Los asesinatos de estas dos personas se sumaron en menos de 24 horas a otros dos, también de marca camorrista, en la provincia de Nápoles: el de Luigi Di Giovanni, de 55 años y ligado al clan Birra, y el de Giuseppe Verdoliva, de 51 y adscrito al clan D'Alessandro.
La Policía atribuye los cuatro crímenes a ajustes de cuentas, como los que cada año se cobran decenas de vidas en Italia, donde las últimas estadísticas, referidas al cuatrienio 1999-2003, hablan de 666 muertos relacionados con las cinco organizaciones mafiosas que operan en el país.
Más de la mitad de estas muertes (331) se atribuyen a la Camorra napolitana, la "mafia" más violenta de los últimos años, seguida de la Ndrangheta calabresa (144), la Sacra Corona Unita de Puglia (108) y la Cosa Nostra siciliana (89), que ha cambiado de estrategia.Debajo de tanta sangre hierve la codicia de los negocios ilegales, que en 2004 reportarán a las organizaciones criminales italianas más de 100.000 millones de euros, el 9,5 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) del país, según datos del instituto Eurispes.
El sector más lucrativo sigue siendo el del tráfico de drogas, con unos 59.000 millones de euros, seguido de las contratas de obras (17.500 millones), la extorsión y la usura (13.500), la prostitución (5.100) y el tráfico de armas (4.500 millones).
EFE

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